Hablemos de la competencia. Hoy es un día como otro cualquiera. Tu jornada laboral es como la de ayer y, probablemente, como la de pasado mañana. Has estado en la oficina escribiendo emails, solucionando incidencias, atendiendo al teléfono que no ha parado de sonar prácticamente desde que te has sentado en la silla, te has terminado bebiendo el café frío y todavía tienes un millón de cosas por hacer.
Transcurren las horas y, por fin, llega la hora de marcharte. Pese a lo dura que ha sido tu jornada, eres feliz y te gusta lo que haces en tu trabajo. Hoy no vas al gimnasio porque te puede el cansancio. Llevas dos noches durmiendo regular y has decidido que hoy lo vas a dedicar a descansar.