A lo largo de nuestra vida, todos adquirimos una cualificación, es decir, nos especializamos con el objetivo de trabajar de algo concreto el día de mañana y trabajamos para ser expertos en ello.
Hemos llegado a un punto, donde la cualificación se somete a debate. ¿Estamos más preparados a nivel de formación y experiencia que lo que una empresa requiere? ¿A qué tipo de ofertas nos podemos apuntar con nuestro CV?
Estas son las preguntas que nos debemos hacer a la hora de afrontar un proceso de búsqueda de empleo. Cada vez es más frecuente disponer de varios tipos de CV en función de las ofertas de empleo a las que aplicamos. ¿Es moralmente correcto?
Para contestar a estas preguntas, lo primero que tenemos que hacer es pensar qué es lo que queremos para nosotros mismos.
Cierto es que con la crisis ha aflorado la gran necesidad de trabajar… ¿pero en lo que sea? El tiempo que llevo trabajando en Selección de Personal me ha permitido ver muchos tipos de CV. Hay personas que tienen uno estándar y es el que utilizan para apuntarse a todas las ofertas de empleo.
Es fácil encontrarse personas que aplican a una oferta de nivel inferior a la cualificación que tienen. Vosotros diréis… ¿Y tú que haces? A mí a priori, me gusta llamar y saber por qué razón hay una persona interesada en un puesto de categoría más baja a su cualificación. En la mayoría de los casos te encuentras la necesidad de trabajar para poder hacer frente a los gastos económicos. En otros, hay personas que lo compatibilizan como un hobby, buscan algo extra que les permita ganar una cuantía al tiempo que desarrollan otra actividad.
Dependiendo del sector, puedes encontrarte casos y ejemplos de todos los tipos. En este caso yo hablo del sector de la hostelería. Pero hay que pensar que no todos los procesos de selección son iguales.
¿Cómo afrontas si realmente quieres optar a una vacante que se queda pequeña para tu cualificación?
Es necesario hacer un autoanálisis para determinar si la oferta a la que aplicamos cumple nuestras expectativas.
Has de partir de la base de que el puesto al que optas requiere menos nivel del que tienes. ¿Estás preparado para ello? Puedes contestar que sí, pero a la larga es necesario tolerar la frustración que aparece cuando no encuentras un puesto acorde con tu cualificación.
¿Cambiar el CV? Adaptarlo. Si tienes un perfil muy alto y te apuntas a una oferta de cualificación inferior, establece tus principios y habilidades para desempeñar ese puesto de trabajo.
Te recomiendo que si no te ves capaz o preparado, no te apuntes por el simple hecho de “a ver si me llaman”. ¿Qué ocurre si te llaman y no te interesa? Piensa que has perdido tiempo enviando tu candidatura a una oferta que no es de tu estilo.
Es algo que en la realidad sucede. Si te apuntas a una oferta que no cumple tus principios puede generar un estado de frustración que, en función del tiempo que tardes en encontrar un trabajo acorde a tus necesidades, puede alargarse en el tiempo.
Es lógico que las necesidades económicas suelen primar en estos casos y hacernos llegar a creer que podemos trabajar “de cualquier cosa” pero, hasta el puesto de más baja categoría requiere unas habilidades y competencias que no todo el mundo tiene.
Aunque cuentes con toda la motivación del mundo y creas que puedes trabajar sin aspiraciones tan solo para superar un bache de carácter económico, es necesario que te pares a pensar si prefieres dinero o perjudicarte emocionalmente. La realidad y el futuro inmediato tienen que ir en consonancia con los principios de nuestra vida. No solo hay que mirar el status económico, que aunque es importante, no debe primar sobre el resto de tus valores emocionales.
¿Qué hacemos con el exceso de cualificación?
Cuidarlo. No hay que abandonar nunca nuestros principios. Tan solo es preciso saber hasta dónde queremos llegar. En ese viaje se trabajan habilidades como la superación, la tolerancia al estrés y al fracaso. Esto es muy útil para enfrentar la vida diaria y saber qué es lo que queremos en un futuro a corto y largo plazo y por tanto, conocernos a nosotros mismos.