Entrenar la tolerancia a la frustración es todo un reto. La frustración es una compañera de vida, nace con nosotros y tenemos que aprender a relacionarnos y gestionarla adecuadamente para enfrentarnos con éxito a la vida.
La frustración es un sentimiento que aparece en el momento que no conseguimos nuestro objetivo o cuando las situaciones que nos acompañan no son favorables. Es una respuesta de carácter emocional que aflora cuando nuestras metas, proyectos o expectativas no se cumplen o satisfacen.
El miedo, la preocupación, la sobreinformación y esa extraña sensación de tambaleo y amenaza, han cambiado nuestra manera de ver las cosas y comunicar nuestros sentimientos. En esta situación, trabajar aspectos como la solidaridad, el sentimiento de comunidad, la empatía y el respeto, son claves para trabajar nuestra autoestima en el día a día.
La situación de confinamiento, no deja de ser algo extraordinario, pero ha llegado para ejercer una transformación y marcar un antes y un después en la que era nuestra forma de vida, la rutina, las relaciones sociales, el ámbito laboral y en definitiva, todo lo que marca nuestra supervivencia.
Hace un par de semanas, volvía a este espacio añadiendo una entrada relacionada con el tema que a día de hoy nos ocupa y tal vez, nos afecta mucho más que cualquier otro: la gestión de nuestras emociones ante la situación que estamos viviendo.
Las opiniones reflejadas aquí, son puramente personales, y las comparto con vosotr@s por si os sirven de ayuda en vuestro día a día, ya sea para llevar mejor el confinamiento o para adquirir ideas para pasar la cuarentena. Leer más…
¡Hola de nuevo!
Después de casi 2 años fuera de aquí, he leído la última entrada que publiqué acerca de mi vuelta a este espacio y no pudo ser.
Hoy, tras algo más de un mes de confinamiento a causa del virus Covid-19, quería reencontrarme con mi sitio, este que abrí con toda la ilusión cuando empezaba a hacer pinitos en el mundo de la Orientación Laboral y los Recursos Humanos.
Mucho ha cambiado desde entonces mi vida, con sus cosas buenas y también las malas, pero a fin de cuentas, todo es aprendizaje. Leer más…
¡Hola a tod@s!
Después de mucho mucho tiempo, vuelvo por aquí con la ilusión de retomar este proyecto que comencé hace un par de añitos y que, por diversas circunstancias, he tenido abandonado estos últimos meses…. 🙁 ¡Os pido mil disculpas!
Han sido meses de mucha carga laboral, cambios, situaciones algo más complicadas y también muchas cosas buenas, como por ejemplo la compra de un pisito con mi chico. Estos días estamos a tope con él, trabajando mucho el tema de la limpieza pero también la decoración y en definitiva, su puesta en marcha 🙂 Leer más…
¡Hola a tod@s! Esta semana hablamos en el blog de objetivos, propósitos y metas para este año. Seguro que cuando acababa 2017 os aventurasteis a hacer una lista de todos aquellos objetivos que queríais conseguir este año. ¿Cómo va esa consecución? ¿Sigue adelante o por el contrario algunos han caído ya por el camino?
Preparar algo y hacerlo con ilusión conlleva mucho esfuerzo, por eso es importante que, a la hora de organizar nuestros propósitos lo hagamos de una forma clara, ordenada y estableciendo prioridades.
Quiero aprovechar la ocasión para recomendaros la lectura de un post de Mercedes Frías, http://www.lanuevarutadelempleo.com/Noticias/has-desechado-ya-tu-lista-de-objetivos-de-ano-nuevo donde una de las cosas que nos propone es la realización de un ejercicio práctico de esos de pensar, escribir e incluso dibujar. No os lo perdáis, merece mucho la pena 🙂
Hablando de propósitos, he de decir que una de las cosas que nos solemos plantear es hacerlo de forma individual… ¡Error! Siempre, siempre, siempre necesitamos de los demás para poder lograr lo que nos propongamos. Por ejemplo, yo esta semana he tenido vacaciones en mi trabajo, y me he organizado en una lista toooooodas las cosas que tenía pendientes por hacer. Evidentemente, no me ha dado tiempo a todo, pero sí a lo que consideraba más prioritario para estos días libres: cambiar el escritorio de mi habitación.
La idea inicial era comprarlo a medida y ponerlo tal cual por las peculiaridades que tiene el cuarto, pero según fue avanzando el día y fuimos dando la vuelta a varias ideas decidimos liarnos la manta a la cabeza y se hizo a medida, pero desde cero, con patas y tablas. Entre mi madre, Javi mi chico y yo dimos forma a nuestra idea y el resultado fue genial. Claro está que yo no soy un hacha con las herramientas, pero me gusta el dibujo y entre los tres conseguimos algo top.
Y diréis, ¿por qué nos cuentas esto? Porque es claro ejemplo de que para conseguir algo, todos necesitamos la ayuda de todos. La simbiosis que podemos realizar es tan grande, que los resultados pueden llegar a ser muy prometedores.
Otra de las características esenciales, es tomarse las cosas con muchísimo positivismo, porque la vida ya de por si es muy complicada, para que nosotros nos la compliquemos otro poquito más.
Tener proyectos, objetivos y metas es necesario para poder trabajar nuestra autoestima y darnos cuenta de que somos capaces de todo aquello que nos propongamos. Es algo sencillo y hay que disfrutar el proceso. Ser capaces de darnos cuenta de que los pequeños pasitos que damos construyen un camino con un objetivo, y que todo lo que vemos a lo largo de este camino se convierte en experiencias. Unas mejores, otras peores, pero siempre es aprendizaje y para ello no hay que desistir de los propósitos.
Volviendo al post de Mercedes Frías, os animo a que dibujéis vuestra lista de objetivos y que analicéis cómo vais a lograrlos a lo largo de este año.
Quiero aprovechar la ocasión para contaros el objetivo de mi amigo Héctor Trinidad, que para este 2018 se ha propuesto conseguir dar una #HectorCharlaTedx y desde aquí os animo a todos los que lo leáis, que se lo enseñéis a vuestros contactos y que a su vez, ellos hagan lo mismo. Os dejo el enlace a su vídeo de YouTube para que conozcáis un poquito más en profundidad su objetivo de este 2018.
¿Qué objetivos tenéis para este 2018? ¿Habéis cumplido ya alguno? ¿Cómo lo hicisteis?
Os deseo una feliz semana.
¡Un abrazo!
La primera entrada de este 2018 quiero dedicarla a un tema de suma importancia como es el estrés laboral. Todos sabemos que el estrés es un sentimiento de tensión que puede manifestarse física o emocionalmente.
Nace de situaciones e incluso pensamientos que nos llevan a la frustración, furia e incluso el nerviosismo. El estrés es una reacción a una serie de circunstancias, puede ser también positivo, como por ejemplo cuando tenemos tensión ante un acontecimiento o la consecución de objetivos, pero si se alarga en el tiempo o se combina con otros factores, puede llegar a dañar la salud. Leer más…
Una de las habilidades más demandadas por los Departamentos de Recursos Humanos hoy en día y en general en la vida misma es la empatía. Todos podemos presumir que esa habilidad se encuentra dentro de nuestra mochila pero a la hora de la verdad, pocos la aplican. ¿Se trata de una habilidad puramente personal o es un valor característico implícito en una persona?
Las circunstancias que nos rodean
Cuando queremos encontrar a alguien empático, las cosas no son tan sencillas. En un mundo donde prima el preocuparse por uno mismo, saldar deudas personales y sobrevivir de cualquier manera a las circunstancias, la dificultad de encontrar personas que se preocupen por los demás aumenta.
¿Por qué es importante la empatía?
La empatía es una de las habilidades personales más demandadas para mandos intermedios y directivos. No quiere decir que no se aplique al resto de empleados que conforman la organización, pero suele ser una característica esencial si nuestra tarea es tener un equipo de personas a nuestro cargo. ¿Por qué? Porque entender a nuestros empleados es clave para tomar decisiones que ayuden al personal y permitan la consecución de objetivos.
Saliendo del ámbito empresarial, la empatía es una cualidad personal actual, es decir, está presente. Las relaciones humanas están llenas de distintos tipos de circunstancias que nos hacen reaccionar frente a los demás.
Vale que podemos tener un mal día y no ser capaces de ayudar al otro con sus problemas porque por la cabeza nos ronda por otros lares, pero a lo mejor somos nosotros los que mañana necesitamos que nos tiendan una mano o nos presten un hombro para llorar.
Sí, sí, todo aquél que presume que es fuerte y que no necesita a nadie para que le resuelva sus problemas, está muy pero que muy equivocado. En ocasiones, las circunstancias nos sacuden y la cabeza no nos da para pensar y poder aplicar la solución más efectiva.
La confrontación de sentimientos
Seguro que más de una vez os habéis encontrado con esa situación llamada “quiero y no puedo”, intentáis por todos los medios tomar decisiones para calmar las aguas o simplemente mantener relaciones cordiales con tal de no discutir. Probablemente también habréis intentado “poneros en los zapatos del otro” y ha sido una guerra perdida… Querer sentir que puedes cambiar tu forma de ver las cosas y rendirte porque no te sientes capaz. ¿Por qué no volverlo a intentar?
Llámalo beneficio, lo es
Conseguir ser una persona empática no es tarea fácil, pero tampoco es lo más complicado del mundo. Ser capaz de tenerse paciencia a uno mismo y también a la otra persona que tienes al lado, por muy difícil que te parezca. Seguro que leyendo este artículo se te viene a la cabeza esa persona con la que eres incapaz de cuadrar, de ser empático por muchas ganas que le pongas… No te rindas, es posible.
¿Qué ocurre cuando quiero aplicar la empatía y la respuesta que recibo es negativa? Cuando intentamos mejorar y potenciar nuestras habilidades, en ocasiones nos encontramos con piedras que no nos ayudan en la consecución del objetivo marcado y es ahí cuando decidimos abandonar la trayectoria aunque las cosas se estén haciendo bien.
Mientras que recorres el camino de la empatía, aunque los resultados que recibas no sean los que esperas, habrás sido capaz de trabajar la conectividad social, el ser capaces de ver las cosas con objetividad, mejora la comunicación y ayuda en tu propia toma de decisiones incidiendo directamente en tu autoestima, trabajando tu capacidad de autocontrol y tolerancia al fracaso.
Yo quiero ser empático ¿puedo?
Por supuesto que sí. Como comentábamos al inicio, la empatía es una habilidad que se puede desarrollar desde el inicio, tan solo hay que proponérselo. Sucede que, por forma de ser algunas personas tienen esa capacidad y es innato, pero otras necesitan trabajarlo de forma eficiente para conseguir un resultado fructífero. ¿Cómo podemos hacerlo?
Lo primero que debemos hacer es abandonar esa tendencia de juicio final que solemos tener cuando alguien nos cuenta algo que contraria a nuestra forma de pensar. Escuchar atentamente y con interés algo que una persona nos transmite es importante, pese a que nuestra opinión sea diferente, dicen que en la variedad está el gusto ¿no? Para ser empático no debemos quedarnos en la consolación del otro sino en intentar encontrar una solución que pueda ayudar, nunca imponiendo ni haciendo ver que el otro está equivocado. También es importante practicar la tolerancia, puede que esta conversación no se desarrolle de la forma más pacífica del mundo, pero colocarse a la altura de las circunstancias del otro, tampoco te va a ayudar. Fuera el “yoísmo”, el yo lo haría así, yo lo veo así y tú te equivocas.
Cuando las cargas emocionales son tan altas, es muy necesario que el interlocutor cuente con un apoyo, una respuesta o un hombro donde llorar esos problemas que se tienen. Pero eso sí, trabajar la empatía ha de contar con un factor muy importante, que es conocernos a nosotros mismos, saber dónde está nuestro límite y ser capaces de entender circunstancias externas que, pese a que para nosotros parezcan sin importancia, para otros podemos ser la llave de su desbloqueo.
Prueba, practícalo. Ser empático no es difícil, tan solo es cuestión de proponérselo, de trabajar nuestras habilidades y de comprender que la resolución de problemas no solo es importante para nosotros mismos, sino también para ser facilitadores de la vida de los demás.
Cuando las cosas se ponen difíciles es muy fácil echarse las manos a la cabeza y pensar que, de ahora en adelante, todo va a salir mal. Tendemos a gastar la energía diaria en solucionar problemas que en nuestra mente son como enormes castillos de arena.
Si el ambiente que te rodea tampoco ayuda y abre camino a eso que llamamos las “malas vibras”, tendemos a pensar que esas pequeñas desavenencias que surgen no tienen solución y que al final del túnel nos toparemos con la oscuridad.
Es sencillo que ante situaciones que no controlamos o somos incapaces de dominar, decidamos quedarnos presos sin intentar gastar nuestra energía en salir a flote, dando ventaja a eso que llamamos mala suerte, problemas, inquietudes…
¿Qué hay de eso que llaman positivismo?
Cuando vemos a alguien que ante una circunstancia negativa se manifiesta impasible, aparentemente no sufre o ve el lado positivo, la mayoría de las veces tendemos a pensar que esa persona no ve la misma realidad que nosotros, o que tiene una coraza o que carece de sentimientos. ¿Qué estamos haciendo? Seguimos en nuestra línea de malas prácticas…
¿Puedo ser positivo aunque la circunstancia no acompañe?
Sí, puedes. Claro que para ello necesitas armarte de valor y mucha paciencia, porque luchar contra la adversidad a veces se convierte en una odisea que nosotros sí podemos controlar. La energía positiva suele estar presente aunque el ambiente no sea propicio. Siempre hay alguien que te puede dedicar una palabra de ánimo o incluso una sonrisa, pero para eso tenemos que cumplir la tarea de rodearnos de personas que fomenten optimismo y energía.
Sobreponerse a momentos adversos es sencillo siempre y cuando tengamos una visión a futuro, evitando quedarnos atascados en lo malo e intentando ver el lado bueno de las cosas.
Esta característica puede aplicarse a todas aquellas fases en las que tratamos y convivimos con personas y aparecen problemas y desavenencias que hacen temblar nuestro positivismo, permitiendo que esa energía desaparezca.
Trabajando con nosotros mismos
La tendencia es que cuando sucede algo malo, pensamos que la culpa se debe a un factor externo, el miedo se apodera de nosotros y somos incapaces de controlar cualquier problema que se presente. En este caso, la comunicación es clave y tener las cosas claras también. Hemos de trabajar mucho factores como el autocontrol para no dejarnos arrastrar por lo negativo y optimizar al máximo todas esas características que son positivas y que dejamos de ver cuando el miedo nos ciega e impide ver más allá de este punto.
No todo es tan malo como lo pintan
Claro que no. En el momento que exteriorizamos nuestros problemas e inquietudes, podemos obtener muchas respuestas distintas, es la ventaja de las “mentes pensantes” y quizá tenemos esa gran oportunidad de eliminar esos aspectos negativos que nos atrincheran en lo negativo.
Aunque no suene muy optimista, una de las premisas que hemos de tener presentes es que todo puede ser peor pero… ¡también mejor!
En circunstancias de presión y estrés lo mejor es mantener la cabeza fría, no dejarnos llevar por el momento y ser capaces de controlarnos, ya que por muy complicado que parezca, la solución casi siempre suele estar a la vuelta de la esquina.
El miedo es como un vicio malo, ataca directamente a nuestra energía, pero si gozamos de una saludable y la protegemos incluso de los malos pensamientos, seremos mucho más felices y productivos, controlaremos las circunstancias del estrés y podremos trabajar el autoconocimiento.